lunes, 20 de marzo de 2017

Nada - Carmen Laforet

El gran escenario donde se sitúa "Nada" es un piso mugriento en la calle de Aribau. A esas habitaciones sucias y oscuras, llenas de muebles amontonados, rodeadas de pobreza y de gritos, testigos de tanta violencia verbal y física, llega Andrea a sus 18 años. Detrás de este escenario casi de teatro Carmen Laforet dibuja Barcelona. De esa casa y su ambiente, de esa ciudad en la postguerra trata "Nada". De eso y de mucho más, claro. "Nada" tiene más de "todo" que de algo vacío.

Carmen Laforet (1921-2004) negó siempre que su primera novela fuera autobiográfica, pero la mayoría de los críticos y estudiosos de su obra afirman lo contrario. La autora crea a su personaje protagonista, Andrea, con muchos parecidos a su situación personal de aquel momento. Andrea también tendrá 18 años, llegará a Barcelona para estudiar en la universidad y además vivirá en la misma Calle de Aribau, donde Carmen Laforet vivirá con su abuela y con sus tios. Lo vivido en aquella casa puede que fuera muy parecido a lo vivido por la Andrea de la novela.
"Nada" está estructurada en tres partes. En la primera parte la protagonista afronta la llegada a la ciudad de Barcelona con todas las expectativas e ilusiones de la juventud y allí se enfrenta con el ambiente perverso y dañino del piso de su familia. La posguerra, la pobreza, la miseria, la violencia, el fracaso vital de sus personajes... todo es examinado por los ojos inteligentes de Andrea. La segunda y la tercera parte tratarán también de su vida universitaria y de sus nuevas amistades, sobre todo Ena (personaje basado en su mejor amiga, Linka Babecka, a quien le dedicará la novela junto a su marido) y además se conocerá un secreto que nos dejará a todos sorprendidos.

Además, durante toda la novela Carmen Laforet hace unas descripciones maravillosas de la ciudad de Barcelona, de su ambiente, de sus calles, de la vida extraña de aquel entonces.

"Nada" es una novela increíble, pero al mismo tiempo es también desagradable. A mí me ha gustado - me ha encantado - la calidad de su escritura y las descripciones de la ciudad y de las emociones de Andrea, su narradora. Entiendo que fuera la ganadora del primer premio Nadal en 1944 (¡con tan solo 23 años!) y que la novela fuera todo un acontecimiento en la época, con sus reediciones y traducciones a otros idiomas. Pero la historia nos hace más infelices que felices y no sé si la recomendaría. Indudablemente es una novela de una calidad como muy pocas, es delicada, pero también es dura.

Carmen Laforet nos hace, como a Andrea, testigos de ese ambiente violento y destructivo de la Calle de Aribau, pero también nos llevará a ver la luz de Barcelona colándose por todos los rincones de la ciudad.
Me marchaba ahora sin haber conocido nada de lo que confusamente esperaba: la vida en su plenitud, la alegría, el interés profundo, el amor. De la casa de la calle de Aribau no me llevaba nada. Al menos, así creía yo entonces.

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