viernes, 21 de noviembre de 2014

Sobre la piedra inmaculada - Anatole France



El título "Sur la pierre blanche" se ha traducido como "Sobre la piedra inmaculada" o también "Sobre la piedra blanca". Anatole France la escribió cuando tenía 59 años, en 1904.

"Sobre la piedra inmaculada" no es una novela al uso. Yo lo catalogaría en algo así como un libro de divulgación novelado. Los personajes hablan, en un encuentro en Roma, sobre historia, sobre religión, sobre filosofía. Su encuentro en las ruinas del Foro Romano, que a principios del siglo XX se estaban excavando, hace que la conversación se inicie sobre Roma y su Imperio, sobre Galión y Séneca, sobre San Pablo. Siguen hablando sobre la religión politeísta de entonces y la nueva religión que aparecería, sustituyendo la enorme cantidad de dioses por un sólo Dios pero también, paradójicamente, con una gran cantidad de santos. Hablan de la guerra, del espíritu bélico de la humanidad, de los periodos de paz, de conquista, etc.

Es de verdad un texto muy interesante y muy recomendable, muy bien escrito e incluso con cierto carácter pedagógico, pero...

Lo peor del libro: la última conversación y relato futurista. Ese despertar en el año 2270 es más normal en una novela de ciencia ficción que en un escritor como Anatole France. El nacimiento de los Estados Unidos de Europa hace pensar lejanamente en la Unión Europea, es cierto, incluso la imaginación que tuvo France de la llegada de crisis económicas sorprende por visionario, pero no es difícil imaginar crisis económicas futuras, siempre las ha habido y las habrá, La organización social y el trabajo comunal me hizo recordar a la novela Trabajo, de Zola, donde la sociedad se organizaba en una sociedad ideal donde todos aportaban su trabajo y vivían en una comunidad libre de capitalismo y de dinero. No hay dinero en el futuro imaginado por France, éste se sustituye por unos bonos según las horas trabajadas. El Estado se queda parte de esas horas para la creación de escuelas y hospitales, etc. Es un mundo lejano del capitalismo, del dinero y de la posesión de los medios de producción. Esta parte, como digo, es la que menos me ha gustado del libro, y, si bien recomendaría la lectura del resto de la novela, el último capítulo lo creo bastante prescindible.

martes, 18 de noviembre de 2014

El Quijote - Miguel de Cervantes



Soy de una generación en la que El Quijote no era lectura obligatoria en el antiguo BUP. Una profesora de literatura quiso convencernos de que lo leyéramos y faltó poco para que una revolución surgiera de allí. Dijimos NO, pensando más en el continente que en el contenido.

Me averguenza decir que yo era una de las que pensaban que ese libro enorme, pesado, tendría que contar una historia tediosa, aburrida, llena de palabras raras y frases anticuadas. Pensaba que leer El Quijote era lo más cercano al tormento, una tortura de la que se valían algunos profesores para amargarnos, todavía más, la existencia.

Me averguenza reconocerlo. Y cuánto!

El Quijote es la NOVELA en mayúsculas.  Ha sido uno de los libros con los que MÁS he disfrutado en toda mi vida. Y, aunque la personalidad de El Quijote se te agarra al corazón desde la primera página, a mí el que me ha enamorado completamente ha sido Sancho Panza, ese hombrecillo tan ingenuo y leal, lleno de sabiduría refranera, con sus momentos de lucidez y buen entendimiento  y con todos sus tantos momentos de simpleza. Ese hombrecillo, que queriendo huir de los peligros acaba siempre en el medio de todos los embrollos y que sigue fielmente con su grandísimo corazón a Don Quijote, es un personaje maravilloso. Nada malo se puede decir de Sancho Panza, es el más digno y leal escudero que pueda ambicionar todo caballero andante. Uno sufre con todas sus desventuras y se enorgullece cuando esa mente simple e ingenua, libre de cualquier malicia o falsedad, gobierna con tanta inteligencia su anhelada ínsula. A ese Sancho amigo, que volvió con Don Quijote, porque ya sus destinos estaban unidos y la gloria les esperaba a pesar del tiempo y de los siglos, le vas a coger un grandísimo cariño. A ese Sancho, al auténtico y leal Sancho.

Pero si la personalidad de Sancho enamora completamente qué no hará la personalidad de Don Quijote. Alfonso Quijano, nuestro Don Quijote, que deja casa, comodidades, ama y sobrina para ser el Caballero de la Triste Figura y más tarde el Caballero de los Leones, ese Alfonso Quijano, digo, nuestro Don Quijote, en palabras de Sancho: "el famoso, el valiente y el discreto, el enamorado, el desfacedor de agravios, el tutor de pupilos y huérfanos, el amparo de las viudas, el matador de las doncellas, el que tiene por única señora a la sin par Dulcinea del Toboso" tiene en su alto y escuálido cuerpo las máximas cualidades y el corazón y alma más noble y valiente que la literatura haya dado. Cervantes puede que haya querido ridiculizar las novelas de caballerías, tan de moda en su época, pero no ha hecho ridículos a sus protagonistas, al contrario, los dotó de corazón y de nobleza. Seguro ridiculizó las historias de caballeros andantes con las famosas visiones de Don Quijote (la historia de los molinos de viento es la más famosa), pero siempre, después de sus desventuras, Cervantes le hizo hablar con sensatez y conocimiento. El Quijote es, a pesar de sus momentos de locura, un hombre sensato con una mente lúcida. Lo vemos en las conversaciones con Sancho, en los consejos que le da, y en todas las conversaciones con tantos y tantos personajes que aparecen en la novela. Se rie Cervantes en El Quijote de las novelas de caballerías y nosotros nos reímos con él, pero es bondadoso con sus protagonistas. Les da dulzura, ternura, valentía y tantas cosas buenas que sería imposible nombrarlas todas. El final de El Quijote, recuperando, en su casa la cordura, es un final emocionante. Uno lo lee así, con el corazón encogido. Es un final amargo, tristón. Ahí se acaba El Quijote y ya no hay más. Después de recuperada la razón le perdemos.

Cervantes escribió la primera parte de El Quijote cuando tenía 58 años y la segunda parte cuando tenía 68 (moriría al año siguiente). No sé si fue consciente de lo que esta obra representaría para la literatura. No sé si Cervantes, en algún momento de egocentrismo soñaría algún día con que 400 años después se seguiría considerando la obra cumbre de toda la literatura (es el segundo libro más editado después de la Biblia) y seguirá editándose y leyéndose y editándose y leyéndose por siglos.

Es un libro MARAVILLOSO. Imposible que quien lo lea no lo disfrute e imposible que quien lo lea por primera vez no desee una segunda.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Los europeos - Henry James



Henry James escribió Los europeos en 1878, cuando tenía 35 años. A esa edad, este joven y rico americano, ya había viajado a Europa y las diferencias entre el carácter europeo y americano le dejaron la huella necesaria para recrearlas en algunas de sus novelas.

Los europeos, sin embargo, no fue considerada por su autor como una novela, sino como un esbozo, de forma que, cuando se publicó, se le añadió al título "a sketch".

Esta novela, a pesar de ser una novela corta, cuenta con la destreza de Henry James para condensar toda esa larga lista de diferencias entre una y otra mentalidad - la europea y americana - en apenas 200 páginas. Dos hermanos, Felix y Eugenia cruzan el océano para reunirse con la familia de su madre, los Wentworth, que viven en una zona rural perteneciente a Boston, en Nueva Inglaterra. Felix es un joven alegre, optimista, extrovertido y bohemio, mientras que su hermana Eugenia, casada morganáticamente con el hermano de un príncipe alemán, es una mujer elegante y sofisticada, acostumbrada al trato con la gente, cortés y educada. La sofisticación de estos jóvenes europeos choca con la vida tranquila y puritana de su familia americana. Esos "conflictos" no son graves, no hay tensión en la novela ni malos modos o malentendidos. Se trata más bien de matices culturales. En la puritana vida de Nueva Inglaterra se es franco, se dice lo que se piensa, nunca se habla con dobles intenciones. La gente es más sencilla y también más ingenua por eso son incapaces de entender la complejidad del pensamiento europeo - si se le puede llamar así - donde lo que se dice no es siempre lo que se piensa y a veces los dobles sentidos, el quiero decir esto pero digo esto otro, hace que a veces no lleguen a entenderse. Eugenia no se adapta a la sociedad americana y regresa a Europa, y Felix, que inicialmente se interesa por la belleza de Charlotte Wentworth, acaba enamorado de su hermana Gertrude, la única de la familia Wentworth con un pensamiento más "europeizado", la única a la que su pequeño mundo tradicional y puritano no le es suficiente. Por eso Felix y ella llegan a entenderse, porque la mentalidad de ella no es del todo americana y la mentalidad de él no es tan europea ni tan bohemia como cree. En ese punto intermedio se encuentran y se compenetran.

Los europeos es una novela llena de matices. Es una novela inteligente donde Henry James refleja las diferencias culturales de una forma sutil y con detalle. Es verdad que no ocurren grandes cosas, pero merece la pena leer sus diálogos y disfrutar de la prosa de Henry James, uno de los grandes de la literatura.

Muy recomendable.

domingo, 17 de agosto de 2014

María Estuardo - Stefan Zweig



¡Ay, la historia de los reyes! Siempre teniendo que vigilar sus espaldas, gobernando con gente que los vendería a la mínima, dudando siempre de la lealtad de los condes, duques y demás, pactando matrimonios, organizando guerras, buscando aliados,temiendo siempre insurrecciones y levantamientos, ...

María Estuardo fue una reina que nació con muy mala estrella. A los pocos días de nacida hereda la corona de Escocia, pero crece lejos de su tierra, en Francia. A los 16  años se casa con el heredero al trono francés, Francisco II, y se convierte en reina. Pero un año más tarde ya es viuda y no le queda más remedio que volverse a la empobrecida Escocia, lejos del lujo y de la cultura de la corte francesa. María Estuardo se casará dos veces más en su vida, una con un hombre débil de carácter, Lord Darnley, y otra con un hombre demasiado ambicioso y que la llevará a la desgracia, James Bothwell. La vida de María Estuardo tiene mucho de "culebrón": reina de Escocia, enemiga de Isabel I de Inglaterra, conspiradora de la muerte de su segundo marido, católica ferviente en lucha contra el protestantismo, etc. En la vida de María Estuardo hay asesinatos, secuestros, huídas, persecuciones, traiciones, pactos, juicios, encarcelamientos, hay secretos y hay pruebas (todo se conserva, cartas, escritos, pactos...), hay humillaciones y orgullos heridos. Y al final, después de 18 años prisionera de Isabel I, hay un patíbulo que la espera. La vida intensa de María Estuardo no podía terminar de otra manera menos trágica.

Me ha gustado esta biografía escrita por Stefan Zweig, aunque a veces le da un aire novelesco que me parece poco serio. Sus afirmaciones sobre la psicología femenina, entre otras muchas cosas, me parece que están de más y que le quita credibilidad al libro. No creo que un biógrafo serio deba recrearse en lo que considera que debió pensar o sentir María Estuardo o la propia Isabel I. Esto es lo único que le veo de negativo al libro. Sin embargo, a su favor diré que su lectura es muy entretenida e interesante, que está muy bien estructurada y explicada, que el autor documenta muchos de los hechos con cartas y textos de la época y que consigue, de una manera sencilla y agradable, que aprendamos - y mucho! - sobre un período tan importante en la historia de Inglaterra.

Muy recomendable!

miércoles, 13 de agosto de 2014

La caída de la Casa Usher - Edgar Allan Poe



Que me haya leído este cuento de Poe se debe, sólo, a que Thomas Mann lo menciona al final de su novela Los Buddenbrook, porque ni me gusta Poe ni me gustan los cuentos de terror o de fantasmas. Kai, amigo del último Buddenbrook, Hanno Buddenbrook, lee este cuento a escondidas en clase. No es azar que Thomas Mann mencione este relato, porque los primeros párrafos - que no la historia, claro - hablan de la decadencia de una gran casa, de la desaparición de una familia sin líneas colaterales que le puedan sobrevivir. Igual que Los Buddenbrook.

Como simple curiosidad puede que esté bien, pero no creo que valga la pena la lectura.

Poe escribe en un estilo recargado, muy barroco. A mí me aburre mucho. La historia, llegados a un punto, es bastante previsible. No da ni miedo ni mucho menos terror. Sólo muchos bostezos. Menos mal que se acaba pronto...

martes, 12 de agosto de 2014

Los Buddenbrook - Thomas Mann



Toda novela seria guarda siempre algo autobiográfico de su autor porque ¿sobre qué se puede escribir con profundidad sino es sobre lo que uno ha visto y vivido?

Thomas Mann describió, bajo el nombre de Buddenbrook, la historia de su propia familia, ricos comerciantes de cereales en Lübeck. La historia abarca cuatro generaciones, aunque a la primera generación sólo los conozcamos ya en su vejez. La empresa Buddenbrook se funda en 1768, aunque el libro de la familia - donde se van anotando desde hace generaciones, bodas, nacimientos, fallecimientos, enfermedades o cualquier hecho importante - es mucho anterior, de hecho ya se tenía conocimiento de algún Buddenbrook del siglo XVI. Esa obsesión por la genealogía y por tener una historia familiar es una de las características de esta alta burguesía - la que describe Thomas Mann - que quiere comportarse como una aristocracia capitalista. De hecho, los Buddenbrook, además de este libro familiar, que conservan con respeto y veneración, también tienen su propio escudo familiar y, como en la aristocracia, son los primogénitos los que heredan, no ya un título pero sí la dirección de la empresa.

A lo largo de la novela, cuando se habla del fundador de la Casa Buddenbook se le recuerda como aquel hombre que, en un carro tirado por cuatro caballos, abastecía a los ejércitos prusianos. Aquel hombre, Johann Buddenbrook, conseguiría situar a su familia en una elevada posición económica, comenzando así una orgullosa dinastía de comerciantes. Johann Buddenbrook hijo, hombre devoto, heredaría la dirección de la empresa, a la que sumaría, no sólo todavía más riqueza y prestigio, sino una mansión familiar en el centro de Lübeck. Sus hijos están destinados a mantener el poder económico de la familia: Thomas Buddenbrook es educado para dirigir la empresa familiar y llegará a casarse con una riquísima heredera, a Tony la obligarán a casarse con un empresario de Hamburgo, Christian trabajará en diferentes países - ya fuera por cuenta ajena o propia, sin conseguir encontrar su sitio y sin poder dedicarse a lo que realmente le gustaba, el teatro. Y Clara, la hermana menor se casa con un pastor, aparentemente feliz dentro de su carácter serio y taciturno, pero muere pronto. Todos se saben pertenecientes a una de las familias más importantes de Lübeck y todas sus decisiones giran en torno a mantener el buen nombre y el prestigio de la familia.

Thomas Mann, influido por las ideas de Schopenhauer, escribe una novela pesimista sobre la vida. La vida es sufrimiento y nadie puede evitarlo. Los Buddenbrook, fieles a la tradición familiar, siguen unas normas que van en contra de sus deseos. Al final de sus días, Thomas Buddenbrook, siente que todo lo que ha hecho en la vida no era más que producto de sus deberes como primogénito.Tony, en su juventud, se enamora de un estudiante de medicina pero se casa obligada con un empresario de Hamburgo, del que se divorcia, y luego, con un empresario del sur de Alemania, al que también acaba dejando. Su hija, fruto de su primer matrimonio, tampoco tendrá una vida fácil. Christian, sin saber qué hacer con su vida, acaba trabajando en uno u otro sitio sin ningún interés, derrocha su fortuna visitando teatros, clubes y acaba teniendo una hija con una cortesana, con la que se casará en un futuro en contra de su familia , y que conseguirá que lo internen de por vida en un sanatorio, para disfrutar libremente de su dinero. Y Clara fallece joven. Todos siguieron la vida y las decisiones que se esperaban de ellos y no fueron felices, e, incluso Christian, la oveja negra, tampoco fue feliz. Es la idea de que hagas lo que hagas estás sentenciado a la infelicidad en la vida.

El padre de Thomas Mann, cuando muere, deja escrito en su testamento su deseo de que la empresa familiar se liquide. Así Thomas Buddenbrook, en la ficción, también toma la misma decisión. Quizás esos momentos de melancolía y tristeza al final de sus días, sean los que le lleven a querer un futuro diferente para su único hijo, Hanno, un futuro más libre y más feliz, o bien, esa decisión se debiera a la creencia de que su hijo no conseguiría mantener el esplendor y el prestigio de la Casa Buddenbrook. Mejor vender en la riqueza que no sufrir la bancarrota en la siguiente generación. Quién sabe el objetivo de esa decisión.

El fin de la Casa Buddenbrook no sólo se producirá por la disolución de la empresa y la venta de la mansión familiar, sino por la desaparición del apellido. El último Buddenbrook, Hanno, hijo de Thomas y Gerda Buddenbrook, muere en la adolescencia. Los mismos Buddenbrook, que alcanzaron una inmensa fortuna y poder, estaban condenados desde siempre al olvido. Así lo decidió Thomas Mann.

Thomas Mann escribió Los Buddenbrook cuando sólo tenía 25 años. Un genio sólo podría escribir una novela como esta, una novela con mayúsculas, siendo tan joven. Su narración es fluida, las descripciones y los diálogos inteligentes, los personajes están perfectamente perfilados y los hechos que cuenta son los necesarios. Nada sobra y nada falta. Es en si misma perfecta.

jueves, 31 de julio de 2014

Las novelas tontas de ciertas damas novelistas - George Eliot

1/5

Que Mary Anne Evans decidiera firmar sus novelas con un pseudónimo masculino no es resultado de un mundo editorial opresor con las mujeres. En su siglo, como en otros anteriores, las mujeres podían perfectamente escribir y publicar con sus nombres reales. Que Mary Anne Evans decidiera firmar sus novelas como George Eliot se debió solamente a que la autora consideraba que de la otra forma sentenciaría su obra a la categoría de novelilla femenina o de baja calidad.

Las novelas tontas de ciertas damas novelistas es un brevísimo ensayo escrito con, digamos, muy mala baba. George Eliot muestra muy poca sensibilidad o consideración para otras mujeres novelistas de su época. Es cruel, es mala, y además, es muy injusta.

Imagino a George Eliot sentada en su mesa de trabajo intentando escribir su novela realista y tirándose de los pelos pensando en las temáticas románticas de sus coetáneas, pensando en todas esas protagonistas hermosas y en esos aristócratas ricos y educados, pensando en esas convenciones literarias a las que ella debería renunciar si quería ser tomada en serio. Seguiría tirándose de los pelos imaginando que en esas novelillas rosas escritas por mujeres las autoras podían matar a un marido viejo y plomo sólo para que su damisela pudiera irse con el joven y guapo pretendiente. Un poeta, siempre aparece un poeta! y también un cura!. Son tan previsibles estas mujeres! No, ella no caería en esos argumentos típicos de las mujeres "sin cultura" (como ella misma dice), de esas mujeres "tontas" (como las define).

En este breve ensayo, George Eliot se despacha a gusto y saca todo su arsenal de ironías y de burlas para reírse y ridiculizar hasta la crueldad a otras autoras. No generaliza, no, ella suelta nombres y apellidos, cita textos y argumentos, copia diálogos y los disecciona hasta sacarles todo el jugo necesario para hacer sus bromas y sus críticas. Resulta, de verdad, absolutamente repulsiva.

Y, además, hipócrita.

Porque resulta que, si no recuerdo mal, en su obra principal, Middlemarch, cae en muchas de las convenciones a las que critica en este ensayo. Dorotea, es su hermosísima protagonista. No sólo es hermosa, es que además es perfecta: tiene un corazón bondadoso, es culta, es inteligente, es modesta. George Eliot ha creado un personaje al que adoramos desde el principio. La casa con un rico y culto aristócrata, que tiene como defecto su vejez y también que es un poco aburrido, así que la autora, para darle algo de vidilla a la novela, decide matar al marido de un ataque al corazón para que su protagonista femenina pudiera casarse con el joven y apuesto pintor, sobrino del marido si mal no recuerdo. No hay, eso sí, ningún poeta, aunque juraría que hay varios curas en la novela. Me sorprende que George Eliot, cuando escribía este ensayo no recordara que había caído también en algunos de esos convencionalismos que tan duramente critica.
Una mujer verdaderamente culta, como un hombre verdaderamente culto, será una persona más sencilla y menos molesta gracias, precisamente, a sus conocimientos; su cultura le permite juzgarse fríamente y opinar con algo semejante a un canon de las proporciones. Por tanto, no convierte la cultura en un pedestal desde el que ufanarse de ver a todos los habitantes y las cosas del mundo, sino en una perspectiva que le permite estimarse a sí misma adecuadamente. 
Me alegra saber que George Eliot, en Las novelas tontas de ciertas damas novelistas "no" se sitúa en un pedestal de soberbia. Me alegra saber que George Eliot es "sencilla" y "poco molesta", y que "no" presume nunca de todos sus conocimientos. Me alegra saber que, como mujer culta que es, "no" se cree superior a todas las demás escritoras, porque supongo que presumir de algo rebajando a los demás es signo de mala educación y además poco cortés.

... Espero que se me haya entendido la ironía ...

Me pregunto si los hombres novelistas de la época escribían siempre obras maestras. Según parece, George Eliot no tenía ninguna duda sobre esto. Al menos a ellos no les critica ni les ridiculiza. 

Nada, pero nada, recomendable.

viernes, 25 de julio de 2014

jueves, 17 de julio de 2014

Castilla - Azorín

2/5

Los escritores de la Generación del 98 sintieron una atracción especial por las tierras de Castilla a pesar de no ser castellanos: Unamuno y Baroja eran vascos, Valle-Inclán gallego, Azorín alicantino y Machado era de Sevilla. Yo, que soy gallega, entiendo también lo exótico de la llanura castellana.

Reconozco que al abrir Castilla, pensaba encontrarme con un libro de viajes, de recuerdos o impresiones, pero no fue así. Castilla habla sobre la llegada del ferrocarril, sobre las fondas, ventas y posadas, sobre la fiesta de los toros (en la visión amable del poeta Juan Bautista Arriata o en su versión satírica de Eugenio de Tapia) y después cambia un poco el tono y se vuelve algo más intimista, si esa es la palabra. Habla sobre todo del paso del tiempo (por ejemplo en "Una ciudad y un  balcón", "La catedral"), de lo que Unamuno denominaba la "intrahistoria", la vida cotidiana de las gentes sencillas. Un mismo paisaje le sirve a Azorín para describir su transición en el tiempo: con un catalejo veremos la llegada de un caballero (suponemos del siglo XVI) por el mismo sitio en el que siglos más tarde veremos cruzar trenes llenos de viajeros (ppios del siglo XX).  Preocupa mucho a Azorín el destino del hombre, la vida y la muerte, el tiempo que gira como una rueda, repitiendo hasta el infinito las mismas vidas y los mismos sentimientos. Sí, quizás nos pensemos distintos a las gentes que vivieron antes que nosotros, pero hoy podemos observar edificios que otros vieron antes, las mismas estrellas, las nubes, el cielo, el mar, o podemos ser el mismo tropel de estudiantes por las calles de Salamanca, un tropel diferente, pero seguro que con las mismas motivaciones y ansias.
“"Vivir - escribe el poeta - es ver pasar". Sí; vivir es ver pasar: ver pasar, allá en lo alto, las nubes. Mejor diríamos: vivir es ver volver. Es ver volver todo en un retorno perdurable, eterno; ver volver todo - angustias, alegrías, esperanzas - como esas nubes que son siempre distintas y siempre las mismas, como esas nubes fugaces e inmutables".
Me han gustado las reflexiones de Azorín sobre la vida y el tiempo, aunque su lectura a veces no resulte fácil con tanto vocabulario hoy en desuso, pero, aunque el libro es muy interesante y nos dé muestras de una gran sensibilidad ante el paisaje castellano, no es Castilla uno de los libros que volvería a releer en el futuro. Aunque le debo ahora el conocimiento de Aureliano de Beruete, a quien Azorín dedica su libro, vale la pena pararse y buscar su obra. Aquí un ejemplo:

Aureliano de Beruete

miércoles, 16 de julio de 2014

El bosque animado - Wenceslao Fernández Flórez

5/5

Desde hace diez años vivo en el campo, en una pequeña pedanía en la provincia de Lugo, rodeada de árboles y de campo, en la montaña. A pocos km de mi casa hay una fraga, inmensa, llena de tantos árboles que hay tramos en los que no crece ni siquiera hierba, porque no llega suficiente luz. Sólo el musgo se extiende allí, cubierto de hojas secas, de ramas caídas y de algunas setas. Las raices de algunos de estos árboles sobresalen por encima de la tierra, y parecen arrugas de la tierra. A veces se oyen pájaros, otras veces silencio absoluto. Encierra secretos y leyendas, como todas las fragas de Galicia.

En castellano el significado que más se aproxima a fraga es quizás el de bosque. Un tipo de bosque salvaje, donde crecen espontaneamente árboles de todo tipo, sobre todo robles (en Galicia llamados carballos) y castaños. La vegetación lo cubre todo, no hay claros en una fraga. Estos inmensos "jardines" los ha diseñado la madre naturaleza, colocando allí y allá todo lo que brote de su imaginación. Es algo vivo, imposible de abarcar.

Wenceslao Fernández ha conseguido con "El bosque animado", la obra de la que estaba más orgulloso, transmitirnos lo que hay de vivo y de verdadero en la naturaleza gallega. El paisaje es tan importante como sus gentes, sus árboles hablan, sus animales se comunican y hasta la lluvia y el viento tienen algo que decirnos. Cuando lo lees sientes que no estás leyendo ciencia ficción, "árboles que hablan??", sino algo delicado y único, algo elegante y precioso. Sus conversaciones son sencillas y nos producen ternura. Llega al corazón.

En la fraga de Cecebre, lugar donde transcurre esta historia, no hay sólo un protagonista. Cada capítulo tiene los suyos propios, ya sean estos árboles o animales (el topo Furacroyos, el murciélago Abrenoite, Morriña el gato, etc) o bien hombres y mujeres. Hay lirismo en su prosa y también hay humor del bueno, del que te saca una sonrisa. Aparece la Santa Compaña y también un fantasma que va pidiendo, a quien no huya espantado, que cumpla por él la promesa de ir en peregrinación a San Andrés de Teixido. Hay historias tristes y hay pobreza y miseria, pero también tienen su hueco las historias divertidas (como la de las hermanas Roade, recién llegadas de Madrid). Leemos sobre la riqueza de los que viven en el pazo y otros, como Marica da Fame, que no tiene mendrugo que llevarse a la boca. Está Geraldo y Hermelinda, y también los hermanitos Fuco y Pilara, hay un anciano loco que se cree un gran señor y hasta una meiga, que quita el mal de ojo y que incluso se dice que ha visto al diablo. Hay tanto en este libro!

Es un libro maravilloso, un libro todo sensibilidad sobre la naturaleza y sobre el alma de la gente del norte.

lunes, 2 de junio de 2014

Desgracia - J.M.Coetzee

4/5

La primera vez que supe de Coetzee fue a través de un marcapáginas donde, además de la portada de varios de sus libros, venía una fotografía del autor en blanco y negro. He de confesar que me pareció bastante atractivo, pero qué mirada más triste tenía!

Me leí una de sus novelas, pero no me llamó mucho la atención, ni siquiera recuerdo ahora cuál puede ser el título de esa novela. Y un día descubrí que mi hermana tenía todas las obras publicadas en español de este autor y que se las había leído todas, y que le encantaba, y que sabía que era pesimista, pero que qué bien escribía, etc etc. y yo me dije "entonces, Natalia, quizás lo hayas leído en el momento equivocado" y me recriminé por ello.

Hace unos días me apeteció ponerme con uno de sus libros, y escogí Desgracia, como pude haber elegido cualquier otro. No iba por ninguno en concreto. Ya sé que el título es algo premonitorio y que uno ya intuye que no se va a leer un libro con final feliz, sabes que va a ser una historia triste y te haces la fuerte, porque sólo es literatura ¿no?, no es real. Pura ficción.

Pero resulta que Coetzee escribe divinamente. Y ahí está la tragedia, porque si esta historia la cuenta un autor mediocre igual la olvidarías enseguida, pero no, la escribe Coetzee y es GRANDE, ahora lo veo. Y sufres, sufres mucho, y apartas el libro cuando ocurre la desgracia y dices "no, no voy a seguir, yo era feliz así, sin saber esto". Y sin embargo no puedes dejarlo porque ya el autor te ha metido dentro.

Puede que hasta la mitad de la novela no sucedan grandes cosas (pero qué bien está escrita!). Puede que la vida de David Lurie, profesor universitario y amante de las mujeres, no tenga nada de relevante. Puede que incluso la aventura con una de sus alumnas no te parezca interesante. Pero es que ahí está el principio: su renuncia al trabajo y su viaje a Sudáfrica oriental, donde su única hija vive sola en una granja. Todo va bien y sigues leyendo relajadamente en tu sofá. Y de repente pasa algo que lo cambia todo. Y ya sabes que ellos no serán los mismos, ni siquiera tú, porque tú también, aunque espectador/lector, vas a sufrir. Y aunque no sepas nada de la situación social en Sudáfrica, vas a opinar, vas a juzgar, vas a verlo como occidental que eres y no lo vas a entender. Seguramente tú mismo enfoques la situación como David Lurie y sus diálogos y pensamientos sean igual a los tuyos, pero qué pasa con su hija Lucy?, por qué no llegamos a entender a Lucy? Hay algo cultural que se nos escapa, algo de la tierra, algo de África (?) que se nos escapa. Y llegas tú, con tu forma de ver las cosas, con tu civilizada concepción del bien y del mal, y no entiendes nada. Crees tener la solución correcta, crees que irse es lo más adecuado, crees que dejarlo todo atrás es lo mejor, pero no. Lucy no lo cree así. Y te lo explica. Se lo explica a su padre, que tampoco la entiende. Son dos puntos de vista diferentes ante la tragedia. Dos puntos de vista completamente diferentes, como si pertenecieran a mundos distintos y alejados.

Es un libro amargo, con un final también amargo. Y, aunque Coetzee no siga su historia tú, si algún día piensas en ellos, ya sabes que seguirán sus vidas, aunque lamentablemente no como antes. Sabes que sobrevivirán, pero ya nunca lo harán felices.

Nunca.

El curioso incidente de un perro a medianoche - Mark Haddon

4/5

A veces no conocemos a los autores, pero algunos títulos son tan llamativos que nos quedamos con ellos en la cabeza. La novela de Mark Haddon es uno de esos títulos. No pensé que acabaría leyéndolo porque pensaba que era más bien de adolescentes, pero al final cayó en mis manos y pensé "por qué no?".
Desde la primera línea sabes que va a ser un libro distinto. No sabes si te va a gustar o lo vas a odiar, pero reconoces que es diferente. Su narrativa, a pesar de ser una simple novela contada en primera persona, es un tanto peculiar. Y sí, al principio te convences de que es un libro de adolescentes y que tú, ya adulto, ha sucumbido a la lectura juvenil. Te miras incluso mal a tí mismo. Pero de repente, cuando crees que es mejor dejarlo surge algo que no puedes explicar y que te lo impide. Apartas el libro y piensas, "pero qué pudo pasar con el perro". Y vuelves, aunque lo de menos en esta historia es saber qué le pasó a Wellington, el caniche de la señora Shears. Y digo lo de menos porque Christopher, nuestro protagonista de 15 años, con síndrome de Asperger, con sus escasas habilidades sociales, con su pasión por las matemáticas y por los números, por la lógica y la solución de problemas, ese adolescente que nunca puede contar mentiras porque las infinitas posibilidades de inventarse una le aturden y marean, ese chiquillo que no soporta que le toquen, ni le abracen, .... Ese chico, como digo, se te va a meter muy adentro y le vas a querer mucho. Pero mucho. Y cuando se ponga las manos en la cabeza y empiece a gemir si alguna situación le supera vas a querer estar a su lado y calmarlo. O cuando decida ir a Londres vas a querer acompañarlo , aunque tú nunca hayas pisado el metro de Londres y te pierdas en una calle recta, para que no se pierda entre mapas y paradas, para evitar que le pase algo. Vas a adorar a Siobhan, su profesora, que le dibuja caritas para explicarle las emociones y que siempre, cuando aparece, sabes que va a tener las palabras adecuadas. Y que él las va a entender.

En definitiva, El curioso incidente del perro a medianoche empieza, eso sí, con un perro muerto. Y es verdad que Christopher, que adora a los perros, decide descubrir qué es lo que le pasó. Algo así como si fuera un Sherlock Holmes adolescente. Pero esta novela corta no va sobre eso, va sobre explicarnos en palabras sencillas qué es lo que pasa por la cabeza de un niño autista, decirnos sus miedos, sus temores, sus inseguridades y también todo aquello que le causa satisfacción y donde encuentra su paz. Vamos a descubrir la fragilidad de esos niños, que siempre nos dicen la verdad y que esperan que no les mientan, que les calma seguir un horario y una rutina, que se asustan de extraños y se hacen un ovillo para protegerse del mundo.

Muy recomendable y muy entrañable!

domingo, 1 de junio de 2014

La vida, instrucciones de uso - Georges Perec

5/5

La vida, instrucciones de uso es una novela que a mí personalmente me ha parecido maravillosa, aunque las conclusiones que he sacado en esta segunda lectura no tienen nada que ver con la primera. Las historias que al principio me hicieron sonreír luego me dejaron un regusto amargo, porque Perec puede confundirnos con ese estilo tan particular de escribir.
Abrimos  la primera página de la novela, que no es otra cosa que la puerta a todo un edificio ( nº 11, Simon Crubellier, Paris), y nos deja subir las escaleras, y nos da acceso a todos los pisos, nos deja husmear en todos los cajones, en todos los papeles. Perec nos deja vía libre para conocer a todos los inquilinos (pasados o presentes), nos cuenta sus historias, sus dolores, sus tragedias, sus deseos, sus esperanzas, sus inquietudes y sus secretos. Nos deja tocar sus objetos, abrir sus armarios, ver sus fotos. Nos habla de sus amores, de sus llantos, de sus risas, de sus odios. Y sobre todo nos enumera, nos lo enumera todo, nos da largas listas de detalles, de noticias, de libros, de fechas. Perec está obsesionado con largas listas de detalles, y con esta misma obsesión nos acompaña al piso de arriba, nos baja, nos hace girar a la derecha o a la izquierda, nos sube al ático o nos deja en el sótano. Nosotros nos dejamos llevar y él nos guía. Puede parecer una locura, bueno, no, no lo parece, es que lo es.

Leyendo a Perec me he acordado de Proust, no por su estilo, que es completamente diferente, sino por el gusto al detalle. Proust describe con detalle emociones y sentimientos. Perec describe con detalle objetos y hechos. Sin embargo no hay sentimientos en la novela de Perec. Si él consigue que uno se enfade o se llegue a emocionar lo consigue sólo por esa necesidad del lector de inmiscuirse en la lectura, en cada historia.  Él no es un narrador sentimental, él nos cuenta de manera directa, objetiva, lejos de sentimentalismos, lo que ha pasado, lo que está pasando, lo que hay o lo que hubo. Y parte de su magia se debe a eso.

Es una novela para curiosos, para los que gustan de historias dentro de la historia, para los que cada personaje es importante y se le debe su propio momento. Es una obra GENIAL, con mayúsculas, porque hay que ser un genio para hilvanarlo todo y que todo encaje tan perfectamente como uno de los puzzles de Bartlebooth.

Si tienes curiosidad por saber qué es lo que pasa el 23 de junio de 1975, en la calle Simon Crubellier, nº 11, Paris, George Perec te está esperando para abrirte las puertas.